"No permitáis nunca que nadie robe vuestra historia" es el alegato que en el descanso del partido de Siracusa contra Dallas les dice a sus jugadores Dennis Quaid en el papel del entrenador Ben Schwartzwalder. No es tan lúcido y motivador como el de Al Pacino en "Un día cualquiera", pero está claro que a Ernie Davis magníficamente interpretado por Rob Brown nadie le robó su historia, siendo el primer jugador de color que obtuvo el trofeo más preciado a nivel individual en el fútbol americano, el prestigioso trofeo Heisman.
A principios de los años 60 el racismo seguía siendo predominante en EEUU y mucho más en el sur, aunque poco a poco los jugadores de color se iban abriendo camino en los diferentes deportes gracias a sus condiciones atléticas. Entre muchos otros atletas, Ernie Davis fue uno de los muchos que luchó a su manera por la igualdad que se instauró con la Guerra de Secesión y el abolicionismo de la esclavitud proclamado por Abraham Lincoln, aunque todavía hoy en día a muchos americanos les cueste creerlo y aún así se presentan como candidatos a la Presidencia del país, como el millonario Donald Trump.
Película entretenida como casi todas las que reseñan gestas deportivas. Notable, 7.