Gran segunda entrega del thriller de espionaje sobre la vida y milagros de Bourne, el espía de este mundo que trata por todos los medios de dejar su profesión. Sin embargo, eso no es posible, porque nos perderíamos una de las mejores sagas últimamente rodadas.
Recoge el testigo de la dirección Paul Greengrass, que incluso, si es posible, la mejora, con un ritmo todavía más impactante, aunque lógicamente no nos tiene que presentar a los personajes, ya conocidos de todos. Trepidantes escenas de acción, coreografías de enfrentamientos nunca vistas, persecuciones con vehículos de infarto,
Y el guión sigue fluyendo, con una excepcional Joan Allen como nueva pez gordo de la CIA, con sus maneras elegantes de hacer todo, incluso de mandar que le asesinen, con ese sosiego que llama a la tibieza y esa dureza al minuto siguiente que sólo puede conseguir una extraordinaria actriz.
Película tan buena como la anterior, si no la supera. Sobresaliente, 9, y vamos a por la tercera entrega.