Antes de que se enfundara en el abrigo de Tommy Shelby en Peaky Blinders, Cillian Murphy ya nos había volado la cabeza con 28 días después (2002). Su mirada perdida al despertar en un hospital vacío y su caminar por un Londres apocalíptico marcan uno de los arranques más poderosos del cine de terror moderno.
Danny Boyle no solo reinventó el género de infectados: nos regaló al actor que redefiniría el carisma silencioso en pantalla. Murphy, casi desconocido en aquel momento, sostiene la película con una mezcla única de fragilidad y determinación. Su evolución de hombre común a superviviente letal es tan creíble que duele. Cada plano es una declaración: “Aquí hay un actor para recordar”.
28 días después es mucho más que una cinta de zombis veloces. Es un estudio de personajes, una crítica a la violencia humana y una experiencia sensorial brutal. La cámara en mano, la luz natural y esa fotografía sucia hacen que todo parezca real. Pero lo que de verdad lo eleva es el viaje emocional de Murphy, desde el desconcierto absoluto hasta la rabia más contenida.
🎵 La banda sonora de John Murphy (sin parentesco) culmina este descenso al infierno moderno. El tema In the House – In a Heartbeat es pura épica contenida. Acompaña cada clímax como si fuera el latido final de una humanidad en ruinas.
En definitiva, 28 días después no solo reanimó el género postapocalíptico. Nos presentó a un actor que, veinte años después, sigue robando cada escena donde aparece. Porque antes de ser Shelby, fue Jim. Y el mundo ya no volvió a ser el mismo.
Muy chula. De las mejores de zombis que he visto. Es interesante su estética visual y la forma en la que está rodada. Se disfruta.