Betty Anne Waters es un ejemplo de estoicismo, solidaridad y entrega. En 1983, su hermano Kenny fue condenado a cadena perpetua por un asesinato que no cometió. Por aquel entonces, Betty Anne, que trabajaba como camarera en un bar, era una mujer de 28 años divorciada y con dos hijos. Completamente convencida de la inocencia de su hermano, se puso a estudiar derecho y cuando terminó la carrera se convirtió en su representante legal para luchar por conseguir su exculpación.
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Drama judicial y carcelario sobre un hombre injustamente encarcelado por un crimen que no cometió, y la convicción de su hermana de que era inocente, y ante la impotencia de contratar buenos abogados que demostraran su inocencia, se lanza a estudiar Derecho para poder representar y demostrar la inocencia de su hermano.
Película basada en hechos reales, dirigida correctamente por Tony Goldwyn que se dedica a contarla linealmente, sin altibajos, sin grandes alardes, pero con firmeza.
Gran actuación de Hilary Swank y de Sam Rockwell, introduciéndonos en los sentimientos y vicisitudes de ambos hermanos unidos por un lazo mucho más grande que el amor fraternal, como vamos comprobando a través de ligeros flashbacks tanto de su época de infantes como de su adolescencia.
Buena película para los amantes de los dramas basados en hechos reales. Notable, 7.
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