Durante años, Blade ha luchado contra los vampiros sin que el mundo supiera lo que sucedía en los bajos fondos. Pero ahora, tras caer en las redes del FBI, se ve forzado a salir a la luz del día para unir sus fuerzas con un clan de humanos cazadores de vampiros que nunca supo que existían, los Nightstalkers. Junto a Abigail y Hannibal, Blade sigue la pista de una Antigua criatura que lo está acechando el vampiro original: Drácula.
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Final de la trilogía a cargo de David S. Goyer, bajando la calidad varios escalones de golpe, como si la estela de Blade estuviera agotada y tuvieran que humanizar al héroe, rodeándolo de humanos, con Ryan Reynolds y la atractiva Jessica Biel, además de James Remar y el FBI, y por otro lado el inmortal Kris Kristofferson para acompañar a un Drácula sacado de un libro del pasado interpretado sin pena ni gloria por Dominic Purcell, acompañado por las guapas vampiras.
La verdad es que el guión pierde cualquier tipo de originalidad cuando lleva a Blade a lo mundano, y a los vampiros a ser especímenes de laboratorio buscando curas para "su" enfermedad y remedios para su inmortalidad más allá de los consabidos ajos, plata y sol, la trilogía perfecta.
Mantiene su espectacularidad en las coreografías de las peleas uno contra uno, por encima de los disparos y las evaporaciones vampirescas al contacto con los elementos que les hacen daño, y una cuidada estética, quizás demasiada cuidada pues parecen salidos todos del salón de belleza y del gimnasio de artes marciales.
La apruebo porque me gusta Blake, y aunque en esta Wesley Snipes parece un tanto desganado e insensible en el papel, es sin duda el mejor Blade.
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