Robert Schwentke dirige esta tercera entrega, como hizo con la segunda, de la serie Divergente, retomando la historia donde la dejó, lo cual se agradece.
Y como no podía ser de otra manera, da un nuevo giro de tuerca, sacando a nuestros protagonistas de Chicago sólo para descubrir que la ciudad y las facciones no son más que un experimento buscando la perfección de la raza humana, y curiosamente, sólo existe un individuo, Tris, que subyugada por unas visiones de su madre decide apostar por sus nuevos amigos, mientras Chicago se debate en una guerra Civil.
Se mantiene la tensión y el suspense en este mundo distópico, así como la acción. Esta última entrega se divide en dos partes, y parece que la última sólo se ofrecerá por TV sin pasar por la salas de cine. Veremos que producto nos ofrecen.
Por lo pronto esta tercera entrega no llega al notable de las anteriores, un 6, siempre en mi opinión.
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Robert Schwentke dirige esta tercera entrega, como hizo con la segunda, de la serie Divergente, retomando la historia donde la dejó, lo cual se agradece.
Y como no podía ser de otra manera, da un nuevo giro de tuerca, sacando a nuestros protagonistas de Chicago sólo para descubrir que la ciudad y las facciones no son más que un experimento buscando la perfección de la raza humana, y curiosamente, sólo existe un individuo, Tris, que subyugada por unas visiones de su madre decide apostar por sus nuevos amigos, mientras Chicago se debate en una guerra Civil.
Se mantiene la tensión y el suspense en este mundo distópico, así como la acción. Esta última entrega se divide en dos partes, y parece que la última sólo se ofrecerá por TV sin pasar por la salas de cine. Veremos que producto nos ofrecen.
Por lo pronto esta tercera entrega no llega al notable de las anteriores, un 6, siempre en mi opinión.