Cuarta entrega de la franquicia "CSI" y francamente me ha decepcionado total y absolutamente. Mantiene su aspecto didáctico para ir, capítulo a capítulo, desarrollando todos y cada uno de los delitos cibernéticos que se pueden producir con las nuevas tecnologías y el uso de la red, pero sin ningún glamour, sin ninguna profundidad, y a veces, las más, sin ningún sentido.
No ayuda a enamorarse de la serie la elección de sus intérpretes, con una Patricia Arquette muy poco creíble en el personaje que representa y Peter MacNicol, en esta ocasión mucho menos simpático que en otras intervenciones,. Arropados por un equipo de hackers desactivados por el FBI y a los que se les ofrece cumplir sus condenas ayudando a desenmascarar a los criminales "sombreros negros", y ahí buscan un elenco de actores desconocidos y variopintos, Shad Moss (el negrito simpático), Charley Koontz, inteligente y peculiar en su papel, Hayley Kiyoko que representa el mestizaje estadounidense, con un hombre de campo, el único normal de la serie, interpretado por James Van der Beek, que acompaña a Patricia Arquette a la hora de detener a los sudes.
Intentaron reactivar la serie con la contratación de Ted Danson, que ya había extinguido el "CSI Las Vegas" cuya presencia se agradece, pero no llega a levantar esta serie bastante anodina.
Por su espíritu didáctico sobre los peligros de la cibernética, un aprobado, 5.