Deliciosa aventura de piratas, esos que todos los niños queríamos ser cuando veíamos una de estas películas que alimentaban nuestra imaginación, donde éramos los héroes y no nos podía pasar nada, aunque veíamos como perdían ojos, piernas y brazos aquellos piratas a los que pretendíamos emular.
Creo que en esta película, por primera vez, se dictan las leyes y normas de la piratería, pero la película va más allá, donde un médico irlandés pierde arbitrariamente la libertad y de acuerdo con el sistema penitenciario inglés de aquel momento, era condenado a la esclavitud por una serie de años en los nuevos territorios conquistados de América, y donde tras cumplir su condena, se quedaban como colonos y artesanos, siendo estos esclavos más que los traían apresados del continente africano la población de la nación más fuerte del mundo.
Gran trabajo de Errol Flynn, al que todos recordamos de esta película y de la de Robin Hood, el héroe aventurero por antonomasia, con la bella Olivia de Havilland, con la que coincidió en muchas películas, dirigidos por todo un maestro cineasta como Michael Curtiz con una legión de grandes secundarios donde destaca entre otros muchos Basil Rathbone.
Sobresaliente, 9, y a favoritas.