Tenemos la inmensa fortuna de que Peter Jackson se enamorara de la literatura y del mundo de Tolkien para ofrecernos verdaderas obras de artes, plenas de magia, colorido, paisajes increíbles, épicas batallas, y todos los trasgos, orcos, enanos elfos y hobbits y el resto de la naturaleza viva, grandes escenarios de Nueva Zelanda, una de las pocas bellezas vírgenes que todavía hemos dejado los grandes depredadores del planeta. Como habéis observado, más allá de Gandalf, no aparece otro ser humano en este primera entrega, debe ser que se vive mejor sin nuestras envidias, nuestro egoísmo y nuestra codicia.
Que nuestros jóvenes tras más de una década desde el Señor de los anillos puedan disfrutar de su precuela y de todo el universo Tolkien es para agradecerselo a este director que nos da el inmenso placer de reencontrarnos con ello. Me hacen gracia los puristas que se ponen a comparar, como desgraciadamente hacen con todo en la vida, una novela con una película, si son copia fiel del original o se se han hecho licencias en la narración de los hechos. Sentaros en vuestras butacas y disfrutar de esta excelente obra maestra visual, y dejaros las novelas para esas largas noches de invierno enfrente de vuestra chimenea, el que pueda permitirse un hogar.
Después de años y del enésimo visionado,me sigue pareciendo una película sublime.
No a la altura de la trilogía original, pero sin duda muy buena.
Fiel al libro, aunque extendida demasiado y ese quizás sea el pero de toda esta trilogía, la extensión desmedida cuando se podría haber hecho en solo 2 peliculas