Cuarta entrega de "El rey escorpión", y cuarto director a la palestra, en esta ocasión Mike Elliot, aunque en esta ocasión lo único coherente es que repite el actor protagonista de la tercera entrega.
Guión muy cortito, como el de todas las anteriores, en un episodio nuevo con nuevas aventuras, donde no falta la magia y la fantasía que impregnan toda la serie, las coreografías de enfrentamientos bastantes vistosas para solaparnos la mediocridad del guión, con humor desfasado y un tanto infantil, pero seguramente dedicado al público que preveían que viera esta saga que prometía algo después de la aparición del personaje en "La momia", pero que realmente se ha quedado en nada.
Al menos nos han metido a una especie de Leonardo Da Vinci que no cree en la magia, sólo en la ciencia, pero se ha quedado tan sólo en eso, en una declaración de intenciones porque si a estas películas les quitas la magia y la fantasía, se quedan en nada.
Suspenso, 4.