Peter Weir en su etapa australiana nos relata una de las mayores tragedias del ejército australiano durante la Primera Guerra Mundial en su apoyo a los aliados, y en concreto a Inglaterra, donde los oficiales australianos, para apoyar un desembarco inglés, enviaron a sus tropas en sucesivas oleadas contra los turcos atrincherados en Gallipoli.
Canto a la amistad de los jóvenes australianos, fijando la cámara en dos velocistas interpretados por Mark Lee y Mel Gibson, además de un grupo de amigos y algún oficial en los que profundiza, todo ello apoyado como casi siempre en su carrera en una gran banda sonora, reconocible y recordada.
Sin embargo, la velocidad no puede contra la profunda estupidez humana, del poco valor que algunos oficiales dan a las vidas de su tropa en el ciego cumplimiento de las órdenes mientras se encuentran en la seguridad de sus puestos de mando a pesar de contar con información de primera mano.
Preciosa película antibelicista, otra más, que narra esos episodios estúpidos que nunca más deberían repetirse, y que desgraciadamente se vienen repitiendo guerra tras guerra sean quienes sean los desgraciados protagonistas de las mismas.
Notable, 8.