Hoy la he vuelto a ver después de muchos años, y he de reconocer que me ha vuelto a sorprender. Se han hecho infinidad de películas y telefilmes de Tarzán, el rey de los monos, pero ninguna que nos muestre como un bebé adoptado por un simio puede llegar a sobrevivir en un ambiente tan hostil como la selva africana, donde todos son depredadores de todos excepto el hombre, la cadena máxima de la evolución, el depredador por encima de todos.
Hugh Hudson hace una adaptación original y genuina de la novela de Edgar Rice Burroughs, que inmortalizó a John Clayton, el heredero del condado de Greystoke, uno de los más ricos y antiguos de Inglaterra. Aunque el personaje no es real, existen algunos casos de niños adoptados por animales que lograron sobrevivir y volver a la civilización, y eso es lo que se nos muestra en esta película.
Durante una hora vemos cómo creció ese bebé hasta la edad adulta, sin diálogos, sin artificios, sólo la estupenda fotografía de la naturaleza, sus sonidos, la forma de interactuar los animales entre los de la misma especie y los otros, cómo conviven y como se procuran su propia subsistencia, el resto vemos como se puede educar a un humano buscando civilizarlo, si es que este mundo que hemos creado se puede llamar civilizado.
Destacar la deliciosa actuación de Ralph Richardson que falleció tras la producción de la película, y que estuvo nominado al Oscar como mejor actor secundario, en el papel del abuelo de Tarzán, nombre que curiosamente no se refiere en ningún momento de la película. Destacar también el debut en cine y en papeles protagonistas de Andie MacDowell y Christopher Lambert, como Jane y Tarzán y de Ian Holm, el militar que le encuentra y le lleva a la civilización.
Francamente estimulante. Sobresaliente, 9.