He de reconocer que siempre me ha fascinado el halo de misterio que emana del antiguo Egipto, de su mitología y sus deidades, de los avanzados que estaban en diversas artes como la escultura, la arquitectura, la medicina, la construcción de barcos, la agricultura, la escritura, y que todo eso desapareciera radicalmente en menos de un siglo.
Además, cuando se habla de pirámides, de los faraones allí enterrados, las trampas para ahuyentar a los ladrones de tumbas, de las momias y de las maldiciones, todos estamos predispuestos a aprender y a ver esos misterios, que te subyugan y te atraen al mismo tiempo, como el pasar un mal o buen rato, dependiendo de las sensibilidades, viendo una película de terror.
La verdad es que esta película de terror poco o nada, todo muy previsible. En cuanto al director, Grégory Levasseur recordarle para no ver ninguna más de su películas, habida cuenta del fracaso de ésta donde lo más opresivo y terrorífico son los túneles y la falta de luz, la opresión de la falta de espacio y la oscuridad.
No la aconsejo para nada, y sólo por la peculiaridad de filmar muchas escenas con la cámara al hombro a modo de documental le doy un 3 de valoración. Evitenla si su curiosidad no les produce una mala pasada, como ha hecho conmigo.
Pues a mi no me ha disgustado, por lo menos alguien se han mirado el temario, que ya es algo, no como otras películas que no han indagado nada de esta cultura antigua.