La respuesta es clara y concisa, por los cientos de miles de muertos injustamente en la Guerra Civil Española, y más allá, por los caídos en la repugnante caza de brujas de cuarenta años de la dictadura, y tañían y doblaban las campanas en todos los pueblos y ciudades de España, gracias a una Iglesia Católica que amparó la dictadura y los muertos que ocasionó, porque en todos los pueblos de España y sus ciudades, lo curas mandaban, y mandaban mucho, y en todos los pueblos, hasta en los sepultados por las aguas de los embalses, había un campanario de una Iglesia que lloraba por todos los muertos injustamente para que la nobleza y la Iglesia mantuvieran sus privilegios y sus tierras, subyugando voluntades y acallando los gritos antes de salir de sus gargantas en busca de la democracia y la libertad.
Puro Hemingway, el americano enamorado de España, que a su manera nos regala esta historia de amor enmarcada en la guerra Civil Española entre la incomparable Ingrid Bergman y el hombre solitario, el actor imperturbable pasara lo que pasara, y de ahí su éxito, el gran Gary Cooper dirigido por el contador de historias Sam Wood.
Sobresaliente, 9.