Desde luego "Río Grande" no está entre los mejores títulos de John Ford, aunque sí representa perfectamente los nudos gordianos de su cine, el amor a su país y al western, a la bandera y al ejército y todo lo que representa en cuanto a deber y honor, la familia a la que defiende hasta el paroxismo, y las canciones, las malditas canciones a todas horas, algo que ya hacía subtitulolándolas durante su época silente del cine mudo, y que a mí particularmente me parece más que un recurso un verdadero sinsentido. Pero todos los maestros tienen que tener un "pero".
Guión muy cortito sobre el hijo que sigue los pasos de su padre y la madre, detrás de ambos a pesar de que llevan separados toda una vida, la del hijo. Aquí unió a dos de sus actores fetiche, John Wayne y Maureen O'Hara, mujer que siempre me enamoró desde niño, y que aún me sigue enamorando, y ese humor que sí aprecio casi tanto como desprecio la música, con un siempre eficaz Victor McLaglen que fue siempre uno de los fijos en sus producciones.
Para los amantes del western y de su cine, porque su firma es más que reconocible.
Interesante, 6.