Típica película del oeste, con todos los tópicos incluidos los indios, rodada con medios técnicos actuales, con una bella factura, fotografía y una estupenda banda sonora. Apuesta en la dirección de Ed Harris, que protagoniza la película con un gran Viggo Mortensen, una casquivana Renée Zellweger y el villano protagonizado por Jeremy Irons. Buena película, con sus pausas y grandes diálogos existencialistas entre Harris y Mortensen, y tres o cuatro escenas grandes de pólvora.
Sobresaliente, da gusto ver algún Western bien hecho.