Continuación de Casino Royal, donde la novedad de Craig ya es historia. Duro y torturado, Bond continúa en busca de respuestas sobre la organización que acabó con la vida de su amada Vesper. Sus pesquisas le llevan a Bolivia, motivo del título de la película.
Craig me parece un genuino Bond, da la personalidad correcta para llevar el papel. Por encima de todo, Judi Dench como su jefa, el mejor M que se ha visto en la veintitantas entregas, y espero que siga muchos años deleitándonos. No me ha gustado en absoluto el doblaje de la Kurilenko, no sé si soy yo o incluso algunos palabras me ha costado mucho entenderlas y seguir sus diálogos, aunque por otra parte nunca han sido excesivamente profundos.
Parece que Bond continuará en persecución de esta organización secreta cuyas ramificaciones se extienden por todo el mundo, y donde priman, a diferencias de otras entregas de 007, el capital sobre el terrorismo o la apropiación del mundo, como está de rabiosa actualidad con el poderío de la Alemania de Merkel sobre el resto de Europa, incluida Rusia.
Notable bajo para esta entrega, pues tras rozar la obra maestra en Casino Royal nos deja un tanto decepcionado. Un 7.
Desde que James Bond está encarnado por David Craig, esto ya no es lo mismo. Vemos a un James Bond serio, enamorado, viviendo historias trascendentales que no tienen nada que ver con el original. ¿Donde está el James Bond cínico, con sentido del humor, y ese encanto de chico malo y refinado con un toque de machismo que hace palidecer de envidia a Julio Iglesias?
Que James Bond se deje de tanto sentimiento y que vuelva a tomarse las cosas con la suficiente perspectiva como para poder matar a 15 malos justo antes de entrar en el despacho de Mony Penny y flirtear un rato con ella.
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Continuación de Casino Royal, donde la novedad de Craig ya es historia. Duro y torturado, Bond continúa en busca de respuestas sobre la organización que acabó con la vida de su amada Vesper. Sus pesquisas le llevan a Bolivia, motivo del título de la película.
Craig me parece un genuino Bond, da la personalidad correcta para llevar el papel. Por encima de todo, Judi Dench como su jefa, el mejor M que se ha visto en la veintitantas entregas, y espero que siga muchos años deleitándonos. No me ha gustado en absoluto el doblaje de la Kurilenko, no sé si soy yo o incluso algunos palabras me ha costado mucho entenderlas y seguir sus diálogos, aunque por otra parte nunca han sido excesivamente profundos.
Parece que Bond continuará en persecución de esta organización secreta cuyas ramificaciones se extienden por todo el mundo, y donde priman, a diferencias de otras entregas de 007, el capital sobre el terrorismo o la apropiación del mundo, como está de rabiosa actualidad con el poderío de la Alemania de Merkel sobre el resto de Europa, incluida Rusia.
Notable bajo para esta entrega, pues tras rozar la obra maestra en Casino Royal nos deja un tanto decepcionado. Un 7.
Desde que James Bond está encarnado por David Craig, esto ya no es lo mismo. Vemos a un James Bond serio, enamorado, viviendo historias trascendentales que no tienen nada que ver con el original. ¿Donde está el James Bond cínico, con sentido del humor, y ese encanto de chico malo y refinado con un toque de machismo que hace palidecer de envidia a Julio Iglesias?
Que James Bond se deje de tanto sentimiento y que vuelva a tomarse las cosas con la suficiente perspectiva como para poder matar a 15 malos justo antes de entrar en el despacho de Mony Penny y flirtear un rato con ella.