Ryan Coogler, que debutó en la dirección con " Fruitvale Station" y donde colaboró con Michael B. Jordan, el Creed de esta película, dirige esta secuela de "nuestro" Rocky reavivando la llama de todos los que nos apasionamos con la historia del boxeador pobre y cortito que logra su oportunidad para lograr ser el más grande campeón del mundo de los pesos pesados. Habida cuenta de la poca corpulencia de Jordan, esta vez nos conformamos con los semipesados, pero apenas se nota una vez metido en la vorágine.
Una de las mejores actuaciones que le recuerdo, sino la mejor, de Sylvester Stallone en el papel de mentor del joven Creed enseñándole todo lo que sabe y dirigiéndole como una vez Apollo le dirigió a él. Muy buena su caracterización que a veces me ha recordado la gran actuación del que fuera su mentor Mickey.
La franquicia de Rocky sigue viva, ya se ha anunciado una nueva secuela, y francamente, no me ha decepcionado para nada. Aunque bebe en temas muy trillados de profesor-alumno, y más en temas deportivos donde se le da tanto o más protagonismo al maestro que al alumno, es bonito ver y recordar, a lo largo del entrenamiento, las técnicas que tanto Mickey como Apolo utilizaron con Rocky para prepararle tanto física como psicológicamente para enfrentarse a las peleas, todas ellas épicas, sin duda, y con incierto resultado.
Notable, 8. Muy recomendable para los amantes de la Saga (yo he vuelto a ver todas y cada una de ellas), así como para los amantes del boxeo. Tiene poso y sabor del noble arte y de los esforzados deportistas que lo engrandecieron.
Como pelicula en sí esta bien pero si la comparas con Rocky I o Rocky II no tiene nada que hacer.