Henri Verneuil nos presenta una sátira alegórica de la guerra, mostrando toda la barbarie humana en estos conflictos humanos de forma desenfadada, incluso con un ácido humor, de cómo el hombre busca la destrucción de sus semejantes aprovechando cualquier ventaja, como ocurrió en el desastre de Dunkerque donde varios cientos de miles de soldados británicos, franceses y belgas, entre otros, esperaban pacientemente el ser embarcados con destino a las islas británicas mientras los alemanes con su aviación los bombardeaba y ametrallaba sin piedad cuando se encontraban prácticamente indefensos.
Más allá de la incompetencia de los responsables militares de tal desastre y de la negligencia de los oficiales que la comandaron, Verneuil hace una crítica antibelicista exacerbada y un estudio de la naturaleza humana en ese grupo de soldados que encabeza un brillante Jean-Paul Belmondo mientras se pasea por las playas atestadas de muertos y heridos, de desmoralizados soldados desesperados e impotentes por ser rescatados y los pueblos devastados por las bombas incendiarias sin respeto alguno a la población civil ni a la vida humana.
Interesante sin duda, mi valoración un 6.