Año 1957, en plena guerra fría. Indiana Jones (Harrison Ford) consigue de milagro salir ileso de una explosiva situación con unos agentes soviéticos en un remoto desierto al que llegó detenido junto a su amigo Mac (Ray Winstone). El decano de la Universidad (Jim Broadbent) le confiesa a su amigo el profesor Jones que las últimas misiones de Indy han fracasado, y que está a punto de ser despedido. Mientras tanto, Indiana conoce a Mutt (Shia LaBeouf), un joven rebelde que le propone un trato: si le ayuda a resolver un problema personal, él, a cambio, le facilitaría uno de los descubrimientos más espectaculares de la historia: la Calavera de Cristal de Akator, que se encuentra en un lugar remoto del Perú. Pero los agentes soviéticos, dirigidos por la fría y bella Irina Spalko (Cate Blanchett), tienen el mismo objetivo.
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Tras casi treinta años desde la inestimable "La ultima cruzada" y diez después del estreno de la presente, la vuelvo a ver ante el anuncio de una quinta entrega que al parecer comenzará con el final de ésta.
Mi recuerdo de la misma era mucho peor de lo que me he encontrado ahora, que prácticamente la he disfrutado con mi alma aventurera de chaval a pesar del tiempo y los años transcurridos.
Desde luego los rusos no tenían comparación posible con los nazis, ni tan siquiera la sintonía de la banda sonora que era fiel reflejo del espíritu aventurero de Indi sonaba igual, pero el látigo, el sombrero, la cicatriz y las canas sí eran reconocibles, hasta el retorno de Karen Allen y su aroma a alcohol, y no precisamente el de conservar, era plausible.
Spielberg y Lucas se columpiaron, y no precisamente en taquilla, pues fue una de las tres películas más taquilleras del año 2.008, pero sí con sus incondicionales. Pero como todo se cauteriza con el paso del tiempo, aquella herida que dejó abierta hace diez años ya ha cicatrizado, y francamente, con un segundo visionado ha mejorado mucho, aunque nunca puede llegar a los sobresalientes a punto de matrícula de honor de la tercera y la primera entrega.
Con todo, y como los whiskys añejos en sus barricas, ha mejorado notablemente, al menos a mis ojos.
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