Magnífica demostración de cómo es la cara de un depredador sexual infantil. No es un monstruo loco, que vagabundea y merodea en la puerta del colegio, en la inmensa mayoría de los casos es una maravillosa persona, amiga de todo el mundo y muy querida y respetada en su comunidad. Un LOBO con piel de cordero.
También está genial para concienciar de que se empiece a priorizar el bienestar de las y los deportistas (especialmente menores de edad) a los resultados o el prestigio de la institución 'X', y de que se les preste atención, se les escuche cuando hablan y se les crea, porque las niñas y niños son eso, niñas y niños, pero no son tontas, ni mentirosas, ni hacen conspiraciones malvadas, si dicen que algo les hace mal, es que algo les hace mal.