Esta película es en esencia, una crítica social disfrazada de comedia adolescente. A través de su exploración de los estereotipos y la presión que sufren los jóvenes al ser encasillados, la película invita al espectador a cuestionar los juicios apresurados y las estructuras sociales que perpetúan esas divisiones. Aunque pertenece a los años 80, sus temas siguen siendo universales, y su mensaje, profundamente humano, resuena tanto entonces como ahora. Es un recordatorio de que, bajo la superficialidad de las etiquetas, todos compartimos miedos, sueños y una búsqueda constante de comprensión y aceptación.