A mí no me cabe duda de que esta película es cine, pero cine de verdad, de ese que cada vez se encuentra menos y se ve menos, ese que unos pocos son capaces todavía de hacer. Y no cabe duda de que Michael Winterbottom es uno de esos directores que buscan hacer cine, no sólo grandes éxitos de taquilla ni bestseller cinéfilos, cada una de sus películas tiene su sello, y esta no es menos.
Preciosa fotografía y banda sonora, espectaculares decorados naturales como las Montañas Rocosas, la luminosidad que da los paisajes nevados, la gelidez del ambiente y de los pioneros, la dureza a ultranza de los corazones y de las gentes que vivían en aquellos años, donde el que empezaba a construir un pueblo lo gobernaba y diseñaba sus leyes y los que las hacían cumplir, donde la mujer no era más que un objeto sexual que se compraba y se vendía por el vil metal, donde la vida era dura para todos.
Y además, ese gran invento que fue la máquina a vapor, el tren para recorrer las grandes extensiones que hicieron de EEUU el país más poderoso del mundo, la importancia de las comunicaciones entonces y ahora, y el valor intrínseco que ello comportaba.
Buenas actuaciones de elenco de actrices y actores, donde destacan sin duda las mujeres, con Milla Jovovich y la preciosa Nastassja Kinski a la cabeza, con una Sarah Polley que a mí especialmente no me gusta ni como mujer ni como actriz, pero que siempre cumple correctamente su papel, y con Peter Mullan haciendo más que un correcto papel.
Y como siempre la moraleja que Michael Winterbottom deja en todas sus producciones, y en ésta yo deduzco que sin duda es que "no sólo de oro vive el hombre".
Notable para este western desnaturalizado a drama contemporáneo. Un 8.