Claustrofóbica producción alemana sobre los submarino U-boot de su Marina apostados en el Océano Atlántico a la caza y captura de los convoyes con tropas, armamento, alimentos y demás pertrechos que se dirigían a las Islas Británicas.
Aunque los nazis, y más aún sus submarinos ocasionaron graves daños a los aliados, no quita para que la película dirigida por un hasta entonces desconocido Wolfgang Petersen, que a partir de aquí tuvo la alfombra roja al estrellato de Hollywood, fuera recibida con simpatía por todo el mundo, siendo la película más taquillera de la historia en Alemania.
Narra las vicisitudes de la tripulación de un submarino alemán desde que inician la singladura, con todos ellos bien afeitados y con el submarino a rebosar de alimentos, hasta ciento cincuenta minutos después con todos barbudos, demacrados y desesperados por su supervivencia en la lata de sardinas que tienen como hogar, capitaneados por Jürgen Prochnow en un magnífico papel de oficial al mando.
Ciertamente sobrevivir a una guerra es una misión harto complicada, pero los hombres asignados a los tanques y a los submarinos, con una media de supervivencia de 1 de cada 4, se llevaban la palma.
Película para reflexionar sobre la crudeza de la guerra, sin patriotismos y sin medallas, donde lo importante es sobrevivir para ver el día siguiente, y donde la propaganda, los imperialismos, los himnos y las banderas no son más que símbolos con un valor no mayor al de un simple cítrico.
Matrícula de honor, 10.
La inmensidad del mar eclipsada por el agobio de un submarino claustrofóbico, estrecho hasta decir basta.
Una tripulación amontonada, sin apenas espacio vital y con la amenaza siempre presente, no sólo de la marina británica, sino de enfermedades como el escorbuto.
En esta película, más que un espectador, eres uno más de la tripulación del submarino. Y vale la pena serlo.