Ginger Snaps es un reflejo de lo que vivieron los adolescentes a principio de los 2000, quitando lo sobrenatural, claramente.
En esta película nos encontramos a unas jóvenes Katharine Isabelle y Emily Perkins interpretar a dos adolescentes que odian su vida. Sin embargo, vamos notando un pequeño cambio en el comportamiento de ambas cuando… bueno… empiezan a experimentar cambios en sus vidas.
La actuación de ambas es sublime, haciendo un reflejo claro de lo que era ser “emo” en aquella época, exagerando en algunos momentos, si no, no termina siendo una gran comedia negra.
Según avanzamos en la historia iremos induciéndonos en una película más siniestra y con alguna que otra escena de terror.
Los efectos especiales no son recurrentes en esta película, dejando todo ese presupuesto en el final de la misma terminar una historia de la mejor forma posible y que no sea… “feliz” para todos.
Te lo pasas bien y gracias a ese ritmo de ir aumentando la intensidad de la trama, hace que te lo disfrutes aún más.