Anthony Mann nos muestra un episodio, real o impostado, de la guerra de Corea, esa en la que se embarcó EEUU para sacar todo el excedente de guerra que se agolpaba en sus fábricas tras el lanzamiento de las bombas atómicas a Hiroshima y Nagasaki que acabaron con el Japón y con la Segunda Guerra Mundial.
Un pequeño destacamento al mando de un teniente tiene que tomar una colina olvidada en un sitio aún más olvidado en una guerra que duró tres años y cuya repercusión continúa hasta nuestros días, en esas guerras con la de Vietnam donde se embarcan los americanos enarbolando la bandera de la libertad aunque ya no engañan a casi nadie, para dar salida a su importante e influyente en sus elecciones, industria armamentística y sus intereses comerciales en el resto del mundo.
Propagandística, donde se nota esa mano del maestro Mann con un leve toque antibelicista, pero ensalzando los valores de sus soldados y de sus causas, muchas barras y estrellas, que es de lo que se trata, con una entrega de medallas póstumas en la orden del día siguiente.
Interesante, 6.