Hércules y la reina de Lidia
Y después le llamaron El Magnífico
Vende la pistola y cómprate la tumba (Ha llegado Sartana)
Con el corazón en la garganta
Simbad y el califa de Bagdad
Partirono preti, tornarono... curati
Sentían una extraña y excitante peste de dólares
Los vengadores del Ave María
Shango, la pistola infalible
Un minuto para rezar, un segundo para morir
La muerte no cuenta los dólares
Siete pistolas para Timothy
El terror de los bárbaros