Raro, no digo diferente, digo raro...
Me ha venido a la cabeza esta cita de una canción de Fito Páez al terminar de ver esta película. Supongo que en las rarezas es donde está el verdadero germen de la creatividad, de la libertad, de los sueños.
Este colorido, azucarado y excéntrico relato lleno purpurina, de simbolismos, metáforas y extravagancias es poco más o menos que un paseo, entre lo realista y lo místico, por el síndrome de Peter Pan. Me ha gustado esa sensación onírica y semifantástica dentro de un rodaje convencional, a través de un guión que no pretende ser romántico, ni lírico, ni grandilocuente; sino más bien hilarante, simpático, corriente y tierno. El brillo de esta cinta radica en su sencillez y en la hora y media que dura una historia que no necesita más para contarse. Brie Larson debuta como directora dejando la sensación de que es capaz de dirigir grandes filmes con mensaje, con comedia y con profundidad, si llegan a sus manos buenos guiones. En este caso, saca el mayor partido que podía al guión de que disponía. Y es que quizás la película se descuelga un poco en los momentos decisivos. Le cuesta encontrar la intensidad y el pegamento necesario para ser mágica, moralizadora o sesuda cuando lo requiere.
Aún así, esta pequeña historia nos traslada a ese cascarón que durante buena parte de nuestras vidas nos protege y nos da la felicidad; porque cuando de repente el mundo nos obliga a salir de él, nos sentimos unos extraños, inadaptados e insatisfechos. En esa búsqueda de la madurez y de la identidad personal es donde tenemos que ser capaces de buscar esa tienda en donde comprar nuestra felicidad, para que quizás, y sólo quizás, entendamos que la felicidad es simplemente no dejar de ser nunca nosotros mismos.
Volviendo a Brie, además de ser muy mona y bonica, demuestra que es una de las actrices que mejor maneja en lenguaje gestual; y de lo capaz que es de buscar la química con cualquier compañero de escena que tenga, incluso si es un unicornio. En esta película lo demuestra una vez más con Samuel L. Jackson, pero también con Joan Cusack , Bradley Whitford, Martha MacIsaac, Karan Soni, Hamish Linklater, Mary Holland, Emily Robinson o Mamoudou Athie… Ninguno de ellos se escapa del encanto y el carisma de esta actriz que no tardará en convertirse en una de las más cotizadas del momento (ahí dejo mi apuesta).