Excelente factura técnica de esta miniserie británica de tan sólo tres capítulos dirigida por Jamie Payne donde se acredita una vez más, que más allá del guión, los británicos producen con maestría, calidad y rigor todo lo que manufacturan en las artes audiovisuales.
David Morrissey da vida a un taxista con una existencia tanto laboral, como personal y familiar tediosa y anodina, con problemas económicos y de convivencia en casa a causa de un hijo que fue captado por una secta y al que su mujer echa la culpa de dicho hecho.
Su vida cambia radicalmente con la aparición de un viejo amigo, Ian Hart, recién salido de prisión, que le presenta al Jefe de su banda de mafiosos delincuentes al que interpreta Colm Meaney, y empieza a trabajar con ellos como conductor.
Buena interpretación de todo el elenco actoral, con Morrissey a la cabeza, actor de moda en los últimos años, bien flanqueado por su esposa, Claudie Blakley, donde interpretan con los sentimientos a flor de piel, y dónde a Morrissey se le aprecia claramente el chute de adrenalina que le produce su nueva condición de maleante, y los remordimientos por lo mismo.
No es una obra de arte ni mucho menos, pero entretiene, que es de lo que se trata.
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Excelente factura técnica de esta miniserie británica de tan sólo tres capítulos dirigida por Jamie Payne donde se acredita una vez más, que más allá del guión, los británicos producen con maestría, calidad y rigor todo lo que manufacturan en las artes audiovisuales.
David Morrissey da vida a un taxista con una existencia tanto laboral, como personal y familiar tediosa y anodina, con problemas económicos y de convivencia en casa a causa de un hijo que fue captado por una secta y al que su mujer echa la culpa de dicho hecho.
Su vida cambia radicalmente con la aparición de un viejo amigo, Ian Hart, recién salido de prisión, que le presenta al Jefe de su banda de mafiosos delincuentes al que interpreta Colm Meaney, y empieza a trabajar con ellos como conductor.
Buena interpretación de todo el elenco actoral, con Morrissey a la cabeza, actor de moda en los últimos años, bien flanqueado por su esposa, Claudie Blakley, donde interpretan con los sentimientos a flor de piel, y dónde a Morrissey se le aprecia claramente el chute de adrenalina que le produce su nueva condición de maleante, y los remordimientos por lo mismo.
No es una obra de arte ni mucho menos, pero entretiene, que es de lo que se trata.
Interesante, 6.