Rememorando las películas de éste gran actor del Hollywood clásico, que sobrevivió a todos, y que nos ha dejado recientemente, puntualizar que era en vida un rebelde como Spartacus, su personaje, que produjo la película y le ofertó el guión a uno de los mejores, Dalton Trumbo, que fue uno de los señalados por la caza de brujas y obligado a escribir bajo pseudónimo para poder alimentar a su familia.
La película, grandiosa, sin duda. Siendo un personaje histórico Espartaco y siendo cierta su revuelta que puso en jaque a Roma y sus instituciones, como ya relaté profusamente en la serie televisiva de su mismo nombre, nos regala más allá de la excesiva sanguinolencia y los combates a muerte entre gladiadores, en seguir una leyenda cierta a distancia, y todo ello lo hace un excepcional Stanley Kubrick con una multitud de pequeños detalles con su cámara señalando a los esclavos y su recién ganada libertad, en el amor entre Espartaco y Davinia, con una preciosa y sensual Jean Simmons, en la actuación de todos esos grandes actores en papeles secundarios, destacando con luz propia el gran Charles Laughton y el siempre cómico Peter Ustinov.
Tampoco en esta ocasión logró el Oscar Kirk Douglas, algo que le otorgó la Academia ya muy avejentado a toda su carrera artística.
Recuerdo especialmente la espectacularidad de una escena rodada por Kubrick donde la marabunta de esclavos parecen hormigas saliendo a defender su hormiguero, digna de todo elogio.
Aunque la incluyo entre mis favoritas, no le otorgo la matrícula de honor, le falta algo que no puedo expresar.
Sobresaliente, 9.