Old Henry es un western crepuscular que apuesta por la sencillez narrativa y visual para construir una historia tensa, contenida y magnética, donde Tim Blake Nelson brilla como un granjero de pasado misterioso. Con ecos de Sin Perdón y una atmósfera gris y sobria, la película se cuece a fuego lento hasta estallar en un clímax sorprendente que revaloriza todo lo anterior. Lejos de reinventar el género, lo honra con honestidad y estilo, demostrando que aún se pueden contar grandes historias con pocos medios y mucho oficio.