‘Brickleberry’ no está mal. Es una serie políticamente incorrecta que tiene muchas cosas buenas para pasar un rato de lo más agradable. Sin embargo, en algunos momentos se pasan de bestias y si te pilla comiendo cualquier cosa, termina por revolverte el estómago.
Lo bueno es que cada capítulo es autoconclusivo y cada uno de los personajes protagonistas tienen su momento de fama, donde vamos conociéndolos más profundamente, ya sea de forma emocional o familiar.