Shôgun es una serie que logra sumergir al espectador en la vida del Japón feudal, abordando con gran respeto y detalle la época de tensión y conflicto durante la transición hacia el nuevo Shogunato. La trama desarrolla temas universales como el honor, la lealtad y la sabiduría, tan propios de la cultura japonesa, y lo hace a través de personajes fascinantes y complejos. Destacan especialmente Mariko, cuya fuerza y determinación inspiran, y Toranaga, cuya inteligencia estratégica aporta giros a la historia que sorprenden y cautivan.
Cada episodio se siente como un viaje a este pasado casi mítico, donde cada acto y palabra están cargados de sentido. El vestuario y la escenografía hacen justicia a la época y enriquecen la narrativa, transportando al espectador a una realidad casi palpable. Aunque el final se percibe algo apresurado en comparación con el desarrollo de los episodios anteriores, Shôgun mantiene una cohesión y un cuidado en su narrativa que le otorgan un lugar especial entre las series históricas.
Le doy un 8 por su capacidad de transportar al espectador a otro tiempo y lugar, por el respeto con el que se trata la cultura japonesa y por la habilidad de sus creadores para entrelazar historia y drama en una serie que mantiene la atención hasta el final.
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Shôgun es una serie que logra sumergir al espectador en la vida del Japón feudal, abordando con gran respeto y detalle la época de tensión y conflicto durante la transición hacia el nuevo Shogunato. La trama desarrolla temas universales como el honor, la lealtad y la sabiduría, tan propios de la cultura japonesa, y lo hace a través de personajes fascinantes y complejos. Destacan especialmente Mariko, cuya fuerza y determinación inspiran, y Toranaga, cuya inteligencia estratégica aporta giros a la historia que sorprenden y cautivan.
Cada episodio se siente como un viaje a este pasado casi mítico, donde cada acto y palabra están cargados de sentido. El vestuario y la escenografía hacen justicia a la época y enriquecen la narrativa, transportando al espectador a una realidad casi palpable. Aunque el final se percibe algo apresurado en comparación con el desarrollo de los episodios anteriores, Shôgun mantiene una cohesión y un cuidado en su narrativa que le otorgan un lugar especial entre las series históricas.
Le doy un 8 por su capacidad de transportar al espectador a otro tiempo y lugar, por el respeto con el que se trata la cultura japonesa y por la habilidad de sus creadores para entrelazar historia y drama en una serie que mantiene la atención hasta el final.